“Me desperté con una mancha de sangre reseca pegoteada sobre uno de mis párpados. Un arañazo, profundo, cruza transversalmente las arrugas de mi frente. Sin embargo, últimamente, he estado durmiendo solo. Y me pregunto por qué un hombre, incluso en un mal sueño, alzaría la propia mano para lastimarse la cara.”
En El rasguño de Raymond Carver.
En El rasguño de Raymond Carver.
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