02 enero 2009

El olvido del espectador

Como espectador de una obra necesito, para sentirme cómodo, que el personaje no me mire. La mirada sostenida de la figura pictórica, por ejemplo, me resulta violenta e intolerable, como cualquier mirada. No hay mirada inocente. Yeseseñorquememira, ¡¿qué me mira?! (¡y qué miedo da a veces ir al teatro!, sobre todo a esas obritas muy new age en las que el director cree que hacer participar al público es algo piola). Además, si la figura me mira, algo de lo que entiendo como la esencia del arte se corrompe. Porque si los límites entre el espacio de la obra y el espacio del espectador se desdibujan, ¿no puede éste, con su intervención, pervertir a aquella? Mantengamos la distancia, por favor. ¿No es esa la clave? Entonces claro, cuando conocí a Chardin y a Fragonard quedé fascinado. En sus obras los personajes pintados presentan un estado psicológico de ensimismamiento, de máxima concentración en sus pensamientos y sus ocupaciones; lo que algún crítico de arte llamó absorción: una soledad casi autista. Los seres, absortos, se dejan mirar sin mirar, sin devolver la mirada, generando la ilusión, ¡la suprema y tan necesaria ficción!, de que el espectador es lo de menos, que la figura tiene existencia propia más allá de la presencia de aquel. Y no necesariamente porque satisfagan de forma parcial un voyeurismo fundamental es que siempre me atrajeron estas pinturas en las que el espectador no queda atrapado en su diégesis por culpa de la mirada. Pero ahí donde puedo mirar sin ser mirado, ahí, donde ese cuerpo me seduce, se apropia de mi mirada deseante, cuando (porque) no me mira, ahí, sí, está mi paraíso como espectador.

4 comentarios:

A.C. dijo...

La mirada que me mira, me "penetra", invade, incomoda, intimida, irrita,...
Yo tambien prefiero la que no me mira, la que no me busca, la que me hace sentir libre.
Muy bueno!!!

Besooo.

La infante Cas E. dijo...

Si miro esas imágenes mi pulsión escópica baila, espía cada detalle al libre albedrío y me encuentro de repente y siendo transportada por mi propia mirada absorta en el paraíso del goce digamos ( y es que me pongo teórica y viste) Nada mas ni nada menos. Y nada mas ni nada menos porque no hay nada ahí a cambio claro. Ni diferencia ni sobra ponele. Ahora bien (y dale con la teoría y es que la parte de la mirada deseante no me cerro, aunque se entiende claro si uno aliviana rigurosidades amas claro) Si imagino decía, mi mirada de gozosa a deseante, imagino tener que pagar un precio ahí para perder claro ( y cómo te canso con esto también) Ese precio a pagar sería, supongo, aquel monto acorde a la angustia momentanea a atravesar si uno de esos tantos personajes girase su cabeza y me mirase. La magnitud de esos retratos me hace pensar en unos ojos bien sombreados viste, habiendo en los mismos un resto a perder en tanto resto que no me refleje, en tanto resto que escape al retrato del ser vistos o vestidos esta vez por la mirada del otro claro que... siempre es un kilombo mirá!

P.D: a mi me pasa cuando hablo ponele, no con vos claro, pero cuando digo algo y es como si en alguna parte de mi ser alguien en mi dijera algo asi como: dejame hablarte y no me respondas ponele. Si, algo asi. Pero no siempre me pasa y en parte por eso creo que las reuniones en las fiestas de fin de año me hacen tan mal supongo. Viste vos? Miraste? Ja.

Saludos Santi! te escribo desde El Bolzón boludo! No te rías...posta.

MQDLV dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Shadows grow so long before my eyes´