13 noviembre 2008

Bajo una luna hostil, signos

Quisiera compartir una revelación (muy a lo Agent Smith) que tuve durante un sueño. El hombre come signos. Signos de puntuación. Y el alimento llena el estómago e infecta los órganos como un virus. Y los signos ya esparcidos por todo el ser, hacen hablar y escribir al hombre y hay que guardar cuidado de lo que se lleva uno a la boca. Porque, claro, el que mastica un buen plato de comillas después anda por ahí distanciándose retóricamente del mundo, ironizando, casi necesariamente, hasta por una cuestión digestiva. Como aquél que se nutre de signos de interrogación y que, casi cartesianamente, vuelve todo una duda. Se pasea el escéptico respondiendo preguntas con más preguntas. Se sabe que si lo cuestiona todo es porque merendó ¿?. Así también se reconoce, en este mundo de cacofonías y de lenguas confundidas (porque acá también Dios dijo: ‘confundamos su lengua de manera que ninguno entienda el lenguaje del otro’), a aquellos que saborean acentos y exclamaciones. Se los escucha, más que a otros. Y se dieron una panzada de puntos, y meterse seguidos y aparte no es lo mismo. Saben distinto, estos venenos. Se propagan distinto. Y entonces, claro, decir ‘odio los puntos suspensivos’ es como decir ‘te odio’. El médico la tiene fácil. Analiza los síntomas: deja las cosas inconclusas, da las cosas por supuesto, vacila, busca que otro lo complete… diagnóstico certero: atracón de puntos suspensivos. Y también anda por ahí ese. Sí, ese. Con un deseo desordenado de ingerir paréntesis para acabar después vomitando relatividades, suspendiendo juicios, conocimientos, prejuicios, paseando, resacoso y con falso orgullo, su epogé y (¡quién diría! –aquí otro vómito) suponiendo que le da cabida a otras realidades, a otros mundos posibles. No faltan, tampoco ahí (acá), los muertos de hambre, aquellos que no tienen nada para comer, ni siquiera una puta coma y andan, pobres, sin la posibilidad de una pausa o un silencio, algo así como los espontáneos puros de Sören, sanas cotorras, hombres saludables que no (re)tienen nada en el cuerpo. Y me desperté con esto. Y todo adquiere sentido. Aunque, sí, buscar sentido en los sueños puede ser tan absurdo como buscarlo en los libros. Punto final.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

SIMPLEMENTE GENIAL.
"super"!
BESO...

MQDLV dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ale dijo...

Siempre seduciendo tauro eh(signo de exclamación)

No tenes muy en claro a quien(puntos suspensivos)pero por las dudas(Punto)

Unknown dijo...

sobre todo los signos de pregunta y exclamacion del principio (¿¡) los estamos comiendo demasiado creo...

A.C. dijo...

Muy muy bueno!!!
Ademas los signos de puntuacion son mis favoritos...
con esa sensacion que dejan de termina la frase como se te de la gana...

Anónimo dijo...

cheeeee...te re colgas! me mata que tardes tanto en subir algo!
Reclamo hecho, me despido.
Atentamente
Cd

Cynthia dijo...

Le preguntaría "¿qué come que adivina?," pero le diré: "somos lo que comemos," así que no necesita decir que deduciré.

Bienvenido sea, que:

De las mas honestas entonaciones nos nutriremos para exclamar las mejores intenciones.

Aquí nadie muere de hambre... o de(l) silencio(s), que es agua para beber.

Aquí, nadie muere de sed.

Salud Santi.