31 octubre 2006

Lo esencial es invisible a los ojos

“¿Cómo lo hizo?”. Esta pregunta es con frecuencia la primera reacción del espectador del truco de magia. Algunos desean conocer el truco para vengarse del repetido engaño que el ilusionista crea al ego personal, y así ridiculizarlo y menospreciarlo. Pero en esa codiciosa pretensión de ver más allá de lo que se le muestra, el espectador pierde el sentido de la magia y la gracia de la ilusión (además de no encontrar respuesta a la ridícula pregunta, pues raras son las manifestaciones del condenable delito de la explicación pública del secreto). Lo que quiero decir es que no vale la pena indagar. La magia es un arte (el arte de hacer realidad algo que parece imposible y de hacerlo invisible a los ojos del espectador) y, como tal, no hay que hacerle muchas preguntas. Un arte que necesita (más que otros) del público, de uno que se deje ilusionar.

Entre estos artistas (porque crean) que son los ilusionistas hay uno que resalta. No por su vestuario o sus artefactos llamativos. Tampoco por los efectos especiales que utiliza ni por sus grandes trucos espectaculares sino por todo lo contrario: porque hace magia simple, porque vuelve a la antigua magia de los actores ambulantes, porque sabe generar la sensación de situación irrealizable, sabe transmitir el misterio delante mismo de los ojos de la gente.



(El video es de David Blaine: street magic. Al final un par de trucos que resultan tontos para el espectador escéptico pero que son geniales para el que se deja ilusionar).

4 comentarios:

yo dijo...

mi novio es mago y ni a mí me cuenta los trucos, je, salvo que trabaje con él en algún momento.
Muy bueno el post

Loca_Sola dijo...

Es mejor no indagar y que la magia siga siendo magia.
La primera vez que vi a ese mago quedé sorprendidísima; con tan pocos recursos hace precisamente "magia". ¿Viste el acto en el que parece que levita?.. Increible. Saludos!!

Santiago dijo...

Sí! Está al final del video!

Anónimo dijo...

Yo no quiero liberarme de lo que te debo como ilusión