19 septiembre 2006

El poder de la palabra

Algunos fragmentos de las entrevistas a Jacques Lacan en L'Express (1957) y en revista Panorama (1974).

“El psicoanálisis, en el orden del hombre, tiene en efecto todos los caracteres de subversión y de escándalo que pudo tener, en el orden cósmico, el descubrimiento copernicano del mundo: ¡la Tierra, lugar de habitación del hombre, no es más el centro del mundo! ¡Y bien! El psicoanálisis le anuncia que usted no es más el centro de usted mismo, ya que había allí un otro sujeto, el inconsciente.”

“Tengo la reputación de ser un oscuro que esconde el pensamiento de Freud en nubes de humo. Mis libros tienen reputación de incomprensibles. ¿Pero por quién? No los he escrito para todos, para que sean comprendidos por todos. Al contrario, no me he preocupado ni un instante de complacer a algunos lectores. Tengo cosas para decir y las digo. Me es suficiente tener un público que me lee, y si no me comprende, paciencia. Estoy convencido que dentro de 10 años, como máximo, quien me lea me encontrará transparente como una buena jarra de cerveza. Es posible que entonces se diga: ‘¡Ese Lacan, es banal!’.”

“Es el mundo de las palabras que creó el mundo de las cosas, inicialmente confusas en el devenir del todo. Solamente las palabras dan un sentido cabal a la esencia de las cosas. Sin las palabras, nada existiría. ¿Cuál sería el placer sin el intermediario de la palabra? El pensamiento puro está sometido, como todo el resto, a las leyes del lenguaje, solamente las palabras pueden darle consistencia.”

“Para mí la única ciencia verdadera, seria para seguir, es la ciencia ficción. La otra, aquella que es oficial, que tiene sus altares en los laboratorios, avanza a tientas y a locas y comienza a tener miedo de su sombra. Pareciera que a los científicos también les llegó el momento de angustia. En sus laboratorios asépticos, revestidos de sus guardapolvos almidonados, esos viejos niños que juegan con cosas desconocidas, manipulando aparatos siempre más complicados e inventando fórmulas siempre más oscuras, comienzan a preguntarse qué es lo que podrá sobrevenir mañana y qué terminarán aportando sus investigaciones siempre novedosas. En fin, digo. ¿Y si es demasiado tarde? Se llamen biólogos, físicos, químicos, para mí están locos.”

“El hombre es un bueno para nada, incapaz de destruirse a sí mismo. Una calamidad total promovida por el hombre, eso lo encontraría personalmente maravilloso. Sería la prueba de que finalmente ha logrado fabricar alguna cosa con sus manos, con su cabeza, sin intervención divina, natural o de otra especie.”

“Para constatar que el mundo no existe, que no es, hace falta pensar en todas las cosas banales que una infinidad de gente estúpida cree que es el mundo.”

“No me coloco entre los alarmistas ni entre los angustiados. Es cierto, hay alrededor de nosotros cosas horripilantes y devorantes, como es la televisión, por la cual la mayoría de nosotros se encuentra regularmente fagocitado. Pero es únicamente porque las personas se dejan fagocitar que llega a inventarse un interés para aquellos que los ven. Luego hay otros gadgets monstruosos tan devorantes como los cohetes en la luna, las investigaciones en el fondo del mar, etc., cosas que devoran, pero no hay de qué hacer un drama. Estoy seguro que cuando hayamos tenido los cohetes, la televisión y todas las otras malditas investigaciones para la vida, encontraremos otras cosas para ocuparnos.”

(Lacan murió en Septiembre de 1981).

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