31 marzo 2006

El genio pesimista

Algunos fragmentos de la gran entrevista realizada a Woody Allen por el periodista Peter Biskind para la revista Vanity Fair:

“Envejecer es algo terrible. La disminución de las opciones y las oportunidades. Todas son malas noticias. Uno se deteriora físicamente y se muere. Yo era un atleta extremadamente bueno de chico. No puedo mantener eso. Mi vista ya no es buena. Perdí parte de mi audición. Todas esas pavadas que te dicen, eso de mecer a tus nietos en las rodillas, y ser feliz, y alcanzar cierta sabiduría en la vejez, es todo falso. No soy más sabio, ni tengo más profundidad ni estoy más tranquilo. Hoy, cometería todos los mismos errores otra vez”.

“Si fuera profesor, me pondría una B. Una de las cosas que me pasan al envejecer es que me doy cuenta de que no lo voy a lograr. Que el genio, el genio verdadero, está en muy poca gente, en cualquier disciplina artística, en cualquier negocio, en cualquier área. Sean cirujanos o pintores o lo que sea. Cuando uno es joven tiene décadas para hacer películas y se busca la grandeza, porque uno no ha probado aún que no va a conseguirla. Los resultados finales no llegaron todavía. Pero voy a cumplir 70, y a lo mejor tengo suerte, a lo mejor un día aparezco con algo extraordinario. Pero creo que ese nivel de grandeza simplemente no está en mí. No veo evidencia de ello, después de justos intentos. Puede que no esté en los genes, o yo no tenga la humanidad para hacerlo, la profundidad humana para hacerlo. Pero estoy resignado al hecho de que no va a suceder. Y puedo vivir con eso, porque, bueno, ¿qué voy a hacer? (…) Digamos que estoy en la misma habitación que Kurosawa o Bergman, y ellos sí alcanzaron esa grandeza, pero al final ellos van al mismo lugar que yo. Uno entiende que el arte no salva. A mí no me salva. ¿Cuál es su valor? Después de que Kurosawa se sienta y dice: “Sí, Rashomon, hice un buen trabajo ahí”. ¿Qué pasa? Todavía tiene que ir a casa, y comer su arroz y al final lo entierran. No es como si estuviera perdiendo mi pasaporte al paraíso. Hay muchas cosas en la vida que no voy a tener. No voy a jugar como Michael Jordan. Y no voy a hacer películas como las de Bergman o Kurosawa”.

“Nunca probé una pitada de marihuana. Nunca probé cocaína. Nunca probé anfetaminas. Nunca probé heroína. Nunca en mi vida tomé una pastilla para dormir. No tengo curiosidad por las drogas. No tengo curiosidad por viajar. No tengo ninguna curiosidad. Es parte de mis síntomas. Es como una depresión moderada. No es el tipo de depresión que te lleva al hospital o a intentar suicidarte o a algo así. Es como media depresión. A lo mejor sería mejor para mí si llegara a extremos: si me enfureciera, o escribiera cartas, o abandonara a alguien cuando me trata injustamente, o experimentara gran alegría o diversión cuando... pero no es parte de mi personalidad. Mi psiquiatra me dijo una vez, hace mucho tiempo: ‘Cuando vino, pensé que iba a ser extremadamente interesante y fascinante, pero es como escuchar a un contador o algo así’. Mi vida ha sido muy aburrida”.

“Siempre se me acusó de ser cínico o pesimista –o misántropo–, pero nunca me sentí ni cínico ni misántropo. Pero soy definitivamente pesimista. Creo que un cínico es lo que llaman un realista. Mark Twain era pesimista. Freud era pesimista. ¿Y qué? Sólo es un punto de vista sobre la vida”.

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