Al copy-paste.
“Entramos en un pasillo negro, completamente silencioso, (me acuerdo de que íbamos por una calleja negra, completamente silenciosa) cuando se abrió una puerta por la que salió despedido un peruano borracho (cuando se abrió una puerta por la que salió despedido un hombre borracho), con tanta mala suerte que cayó sobre Mariano, haciéndolo vacilar (con tanta mala suerte que cayó sobre Juan, haciéndolo vacilar). Pareció que a Mariano le corrió una descarga eléctrica por la espalda (pareció que a Juan le corría una descarga eléctrica por la espalda). En un abrir y cerrar de ojos le pegó una trompada en la mandíbula, y se quedó quieto, esperando que el otro se repusiera (en un abrir y cerrar de ojos le propinó un puñetazo en la mandíbula, y se quedó quieto, aguardando a que el otro se repusiera). Al cabo de unos segundos estaban enzarzados en una lucha bestial (al cabo de unos minutos estaban enzarzados en una lucha bestial).
Fragmento de Bolivia Construcciones -2006- de Sergio Di Nucci (fragmento de Nada -1944- de Carmen Laforet).
¿El recurso funciona como un homenaje a través de los guiños que remiten a la obra original? ¿O este Di Nucci es un vulgar ladrón? ¿El autor recurre a la transformación de pasajes de otros textos con una finalidad estética precisa? ¿O es un tipo con pocas ganas de escribir que publicó una novela? Difícil saberlo. En un punto, toda la literatura ha sido escrita sobre la base de textos previos. Toda palabra que se pronuncia ya ha sido dicha, viene contaminada de connotaciones, juicios de valor, tradiciones y, por lo tanto, escribir es, de cierto modo, citar. La literatura es el territorio del robo. Todo aquel que escribe, roba. Pero hay robos mal hechos y robos bien hechos. Se le puede criticar al autor el gesto de superioridad intelectual con que se da por cierto que Nada, un libro que sólo es clásico y escolar en España, debería estar en la memoria del lector como el comienzo del Quijote o del Martín Fierro. Si no se trata de un chanta, se le puede criticar también la falta de una nota al pie o de una dedicatoria. Pero una crítica le cabe también al jurado que le otorgó un premio, que no pudo apreciar la relación entre los textos (sea cual fuere esta relación): sus miembros se deshicieron en elogios estremecedores al libro de Di Nucci y, después, alertados por un lector de 19 años, consideró que existían extrañas similitudes entre los libros y revocó el galardón que le habían otorgado.*
*Nota al pie: escribí el post (¿escribí -yo- el post?) haciendo copy-paste de artículos periodísticos referidos al tema y de algunos comentarios del caso recolectados en distintos blogs. Entonces, ninguna de estas palabras es mía y, sin embargo, creo que plasman algunas ideas que quería expresar. Creo que el uso de pasajes de otros textos para construir la obra propia es una operación legítima (sigo haciéndolo) pero una cosa es el robo mal hecho, el plagio, el copy-paste vulgar (práctica a la que, sin embargo, no quiero dejar de agradecerle por haberme salvado más de una vez en la facultad y en la que encuentro una mínima dosis de creatividad -Ah! El arte de la reproducción-) y cosa bien distinta es el robo bien hecho o la intertextualidad.
Fragmento de Bolivia Construcciones -2006- de Sergio Di Nucci (fragmento de Nada -1944- de Carmen Laforet).
¿El recurso funciona como un homenaje a través de los guiños que remiten a la obra original? ¿O este Di Nucci es un vulgar ladrón? ¿El autor recurre a la transformación de pasajes de otros textos con una finalidad estética precisa? ¿O es un tipo con pocas ganas de escribir que publicó una novela? Difícil saberlo. En un punto, toda la literatura ha sido escrita sobre la base de textos previos. Toda palabra que se pronuncia ya ha sido dicha, viene contaminada de connotaciones, juicios de valor, tradiciones y, por lo tanto, escribir es, de cierto modo, citar. La literatura es el territorio del robo. Todo aquel que escribe, roba. Pero hay robos mal hechos y robos bien hechos. Se le puede criticar al autor el gesto de superioridad intelectual con que se da por cierto que Nada, un libro que sólo es clásico y escolar en España, debería estar en la memoria del lector como el comienzo del Quijote o del Martín Fierro. Si no se trata de un chanta, se le puede criticar también la falta de una nota al pie o de una dedicatoria. Pero una crítica le cabe también al jurado que le otorgó un premio, que no pudo apreciar la relación entre los textos (sea cual fuere esta relación): sus miembros se deshicieron en elogios estremecedores al libro de Di Nucci y, después, alertados por un lector de 19 años, consideró que existían extrañas similitudes entre los libros y revocó el galardón que le habían otorgado.*
*Nota al pie: escribí el post (¿escribí -yo- el post?) haciendo copy-paste de artículos periodísticos referidos al tema y de algunos comentarios del caso recolectados en distintos blogs. Entonces, ninguna de estas palabras es mía y, sin embargo, creo que plasman algunas ideas que quería expresar. Creo que el uso de pasajes de otros textos para construir la obra propia es una operación legítima (sigo haciéndolo) pero una cosa es el robo mal hecho, el plagio, el copy-paste vulgar (práctica a la que, sin embargo, no quiero dejar de agradecerle por haberme salvado más de una vez en la facultad y en la que encuentro una mínima dosis de creatividad -Ah! El arte de la reproducción-) y cosa bien distinta es el robo bien hecho o la intertextualidad.
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